Esas imágenes te están matando poco a poco, vacían tu alma y te hunden cada vez más. Es todo una gran mentira que cada día que pasa te engancha más. No te das cuenta? Estás perdiendo tu vida.
Buscas imágenes sin parar y te estás convirtiendo en su esclavo. Vives en un mundo imaginario, sin personas reales. Y cada día que pasa estás más solo. Nada te deja satifecho y enseguida necesitas más y más. Es una locura que te destruye por dentro.
Yo estuve durante mucho tiempo donde tú estás ahora. Mi vida era un infierno. Encerrado en mi mismo, preocupado sólo por mis deseos, me separé de la vida real y de los demás. Estaba totalmente vencido y sin esperanza. Muerto.
Aunque ahora te parezca imposible, debes levantarte y empezar a caminar. Paso a paso. Sin desanimarte nunca. Muchos otros lo han conseguido antes que tú, han salido de sus vidas sin sentido para encontrar la verdadera Alegría. En este video verás que es posible:
Tu vida puede cambiar por completo. No tienes porque quedarte siempre ahí, es posible salir de donde estás, pero necesitarás ayuda. Quizá pienses que lo tienes controlado, que podrás dejarlo cuando quieras, que después ni te acordarás... pero en el fondo sabes que no. Algún día te darás cuenta y tendrás que empezar a luchar. Mientras tanto el Señor te espera.
Cómo pedir perdón?
Primero debes sentirte mal. Si piensas que lo tuyo es normal, que todo el mundo hace lo mismo, que no tiene importancia, que es bueno... entonces no conseguirás nada. Mira bien dentro de ti, no te engañes. Sé sincero!
Quieres vivir en serio? Cambia tu corazón. Llora. Aún estás a tiempo y sabes que puedes hacerlo. Tu vida vale mucho más que todo eso, no te quedes ahí parado! Si de verdad quieres cambiar debes proponerte no volver a caer. Acaba con todo lo que te mantiene atado, sea lo que sea, no dejes nada. Hazlo ya! Enseguida te sentirás mucho mejor.
Pero todavía te queda algo. Debes confesarte. ¿Por qué? Si no le has hecho daño a nadie, si ya te las arreglas tú solo con Dios... Excusas. Si el dolor de tu corazón es sincero necesitarás pedir perdón y ser perdonado. Que no te importe nada más, ni el cura, ni la vergüenza, ni cómo lo vas a decir... solamente debe preocuparte pedir perdón. Entonces serás libre de verdad.
El sacerdote del video era hace unos años asesor financiero de muchas de las estrellas de Hollywood (antes fue boxeador y marine), vivía lleno de lujos y placeres, se hizo adicto a la cocaína y lo perdió todo. Estuvo al borde del suicidio, pero una buena confesión cambió su vida. Vale la pena que lo veas:
Es cierto, el Nombre de Dios es Misericordia. Nunca te rechazará. No tengas miedo y confía en Él. Confesarse cuesta mucho, porque tienes que ser humilde y sincero... pero después te sentirás libre! Como si nacieras otra vez. Y podrás comenzar de nuevo.
Sigues sin verlo claro, no?
Quieres vivir en serio? Cambia tu corazón. Llora. Aún estás a tiempo y sabes que puedes hacerlo. Tu vida vale mucho más que todo eso, no te quedes ahí parado! Si de verdad quieres cambiar debes proponerte no volver a caer. Acaba con todo lo que te mantiene atado, sea lo que sea, no dejes nada. Hazlo ya! Enseguida te sentirás mucho mejor.
Pero todavía te queda algo. Debes confesarte. ¿Por qué? Si no le has hecho daño a nadie, si ya te las arreglas tú solo con Dios... Excusas. Si el dolor de tu corazón es sincero necesitarás pedir perdón y ser perdonado. Que no te importe nada más, ni el cura, ni la vergüenza, ni cómo lo vas a decir... solamente debe preocuparte pedir perdón. Entonces serás libre de verdad.
El sacerdote del video era hace unos años asesor financiero de muchas de las estrellas de Hollywood (antes fue boxeador y marine), vivía lleno de lujos y placeres, se hizo adicto a la cocaína y lo perdió todo. Estuvo al borde del suicidio, pero una buena confesión cambió su vida. Vale la pena que lo veas:
Es cierto, el Nombre de Dios es Misericordia. Nunca te rechazará. No tengas miedo y confía en Él. Confesarse cuesta mucho, porque tienes que ser humilde y sincero... pero después te sentirás libre! Como si nacieras otra vez. Y podrás comenzar de nuevo.
Sigues sin verlo claro, no?
Mis pecados no tienen perdón.
Bueno, eso ya lo pensaron unos cuantos antes que tú. Precisamente ese es el único pecado que no tiene perdón: ser tan orgulloso como para dudar de la misericordia de Dios, pensar que Su Corazón no es tan grande como para perdonar tus pobres pecados. Sus mismos discípulos le traicionaron, Judas le vendió y Pedro le negó tres veces. Cuál fue la diferencia entre ellos dos? Pedro lloró amargamente y confió en su perdón, Judas no. El Señor se entrego por ti, pero no puede salvarte sin ti.
Puedes estar seguro, el Señor tiene poder para perdonar tus pecados. No importa lo grandes que sean, o que sean muchos... basta con que te arrepientas de corazón y te confieses. Porque el Sacrificio está hecho, Él cargó con todos nuestro pecados en la Cruz. Su sufrimiento no fue sólo físico, lo más doloroso fue cargar con todo el mal de los hombres cuando Él es el Único bueno.
Pídeselo como aquel leproso (Mc 1,40-42): "Señor, si quieres puedes limpiarme". Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Quiero, queda limpio".
Puedes estar seguro, el Señor tiene poder para perdonar tus pecados. No importa lo grandes que sean, o que sean muchos... basta con que te arrepientas de corazón y te confieses. Porque el Sacrificio está hecho, Él cargó con todos nuestro pecados en la Cruz. Su sufrimiento no fue sólo físico, lo más doloroso fue cargar con todo el mal de los hombres cuando Él es el Único bueno.
Pídeselo como aquel leproso (Mc 1,40-42): "Señor, si quieres puedes limpiarme". Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Quiero, queda limpio".
Hace siglos que no piso una Iglesia.
Pues ya va siendo hora de volver. El Señor te espera allí con los brazos abiertos. Como el Padre del hijo pródigo al ver que éste había vuelto a casa: "Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó".(Lc 15,21-21)
Video hijo pródigo >>>
El Señor vino especialmente por cada uno de nosotros porque “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. (Mc 2,17) Ya lo sabes, te está llamando. O crees que estás leyendo esto por casualidad?
Podrías ir ahora mismo a la iglesia más cercana. Ya! A qué esperas? Nadie te va a decir nada. Entra y habla con Él. Pídele perdón. Reza.
En casi todas las Iglesias hay un horario con las misas y las horas en que los sacerdotes están confesando. Quizás prefieras ir a una iglesia donde no te conozca nadie, en esta web >>> encontrarás muchas de las parroquias de España y del mundo con sus horarios. No tengas miedo, sé como te sientes, a mí también me costó mucho... pero te aseguro que vale la pena.
Su mayor ilusión es verte de nuevo: “Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión”» (Lc 15,7-8) Anímate y vuelve. Está en tus manos. Dale esa alegría al Señor.
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Video hijo pródigo >>>
El Señor vino especialmente por cada uno de nosotros porque “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. (Mc 2,17) Ya lo sabes, te está llamando. O crees que estás leyendo esto por casualidad?
Podrías ir ahora mismo a la iglesia más cercana. Ya! A qué esperas? Nadie te va a decir nada. Entra y habla con Él. Pídele perdón. Reza.
En casi todas las Iglesias hay un horario con las misas y las horas en que los sacerdotes están confesando. Quizás prefieras ir a una iglesia donde no te conozca nadie, en esta web >>> encontrarás muchas de las parroquias de España y del mundo con sus horarios. No tengas miedo, sé como te sientes, a mí también me costó mucho... pero te aseguro que vale la pena.
Su mayor ilusión es verte de nuevo: “Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión”» (Lc 15,7-8) Anímate y vuelve. Está en tus manos. Dale esa alegría al Señor.
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Yo me arreglo a solas con Dios.
Por qué tengo que confesarle mis pecados a otro hombre? Qué le importan! Es cierto, no le importan nada y no te preocupes, en cuanto acabes, no se acordará de nada. Porque no creo que a estas alturas de la humanidad vayas a inventarte ningún pecado nuevo. Ese sacerdote habrá escuchado miles de confesiones como la tuya.
La principal razón para confesarse con un sacerdote es que Cristo mismo lo dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."(Jn 20,22-23) Y también, en la curación del leproso, después de limpiarle le pidió que se presentase en el templo: "Ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que ordenó Moisés para que les sirva de testimonio" (Mt 2,3-4)
Pero hay más razones. Cuando un hombre se arrodilla en el confesionario para reconocer sus pecados, en ese preciso momento está recuperando su dignidad como hombre. "Porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado."(Mt 23,12) Compruébalo, sé humilde!
A través de la confesión, conseguirás salir de ti y aclararte contigo mismo. Sólo si reconoces tu culpa serás capaz de liberarte de ella. Porque muchas veces vivimos engañados por nosotros mismos, justificando todo lo que hacemos. Si no haces el esfuerzo de ser sincero para confesarte, nunca verás como eres en realidad.
Y también porque todos los hombres necesitamos saber que somos perdonados. No basta con pedir perdón, necesitamos ser escuchados y recibir el perdón. Sólo así recuperarás la paz.
Quizá este video te ayude a entender porque los sacerdotes pueden dar la absolución en nombre de Cristo y de lo importante que es perdir perdón y sentirnos perdonados a través de la confesión:
Cuando el sacerdote te diga: "Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Tus pecados han sido perdonados, vete en paz." Quién crees que te lo dice? Quién es ese "Yo"? No puede ser el sacerdote, un hombre igual que tú sin ese poder. Es el Señor quien te perdona, es Él quien te lo dice! "Tus pecados te son perdonados. Tu fe te ha salvado, vete en paz." (Lc 7,48-50)
La principal razón para confesarse con un sacerdote es que Cristo mismo lo dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."(Jn 20,22-23) Y también, en la curación del leproso, después de limpiarle le pidió que se presentase en el templo: "Ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que ordenó Moisés para que les sirva de testimonio" (Mt 2,3-4)
Pero hay más razones. Cuando un hombre se arrodilla en el confesionario para reconocer sus pecados, en ese preciso momento está recuperando su dignidad como hombre. "Porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado."(Mt 23,12) Compruébalo, sé humilde!
A través de la confesión, conseguirás salir de ti y aclararte contigo mismo. Sólo si reconoces tu culpa serás capaz de liberarte de ella. Porque muchas veces vivimos engañados por nosotros mismos, justificando todo lo que hacemos. Si no haces el esfuerzo de ser sincero para confesarte, nunca verás como eres en realidad.
Y también porque todos los hombres necesitamos saber que somos perdonados. No basta con pedir perdón, necesitamos ser escuchados y recibir el perdón. Sólo así recuperarás la paz.
Quizá este video te ayude a entender porque los sacerdotes pueden dar la absolución en nombre de Cristo y de lo importante que es perdir perdón y sentirnos perdonados a través de la confesión:
Cuando el sacerdote te diga: "Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Tus pecados han sido perdonados, vete en paz." Quién crees que te lo dice? Quién es ese "Yo"? No puede ser el sacerdote, un hombre igual que tú sin ese poder. Es el Señor quien te perdona, es Él quien te lo dice! "Tus pecados te son perdonados. Tu fe te ha salvado, vete en paz." (Lc 7,48-50)
No sé como confesarme.
No te preocupes demasiado por como debes decirlo. Si tu arrepentimiento es sincero las palabras saldrán solas, desde el corazón. No hace falta que prepares ningún discurso, lo que necesitas es sinceridad. Si hace mucho que no te confiesas y no sabes como empezar puedes decírselo abiertamente al sacerdote y él te ayudará.
Para preparate bien puedes hacer un examen de conciencia, intentando recordar todo lo que has hecho mal y te ha alejado del Señor. Hazlo despacio, sin prisas y en un sitio tranquilo. Aquí te pongo un enlace de ejemplo: Examen de conciencia >>>
Antes de confesarte también puedes rezar un momento ante el Sagrario. A mí siempre me ha ido muy bien y me ha dado el valor necesario. Allí verdaderamente está el Señor! Pídele perdón y la humildad necesaria para una buena confesión. Si no te acuerdas de rezar este video te puede servir:
Y después, sin miedo, ve a confesarte. Tu esperanza en el perdón del Señor debe vencer a la vergüenza. Un vez arrodillado di "Ave María Purísima", el sacerdote contestará "sin pecado concebida" y puedes comenzar: Padre, hace ...tanto tiempo... que no me confieso. He pecado contra ...la pureza, he cometido muchos actos impuros yo solo o con otra persona, he visto un montón de películas y páginas web obscenas... soy un desastre. Por ejemplo. Te recomiendo empezar por el pecado que más te cueste confesar y, una vez pasado ese momento, todo te parecerá más fácil. Además te darás cuenta de que el sacerdote no te trata como un apestado, sino que entiende tu tristeza y valora muchísimo tu arrepentimiento. Él sabe que si estás allí es porque el Señor quiere perdonarte!
No ocultes ningún pecado que recuerdes por vergüenza, porque entonces todo el esfuerzo no valdría para nada y además añadirías otra culpa a tu conciencia. Sé sincero y humilde, y llama a las cosas por su nombre. Atiende a los consejos que te dé el sacerdote y al final prepara tu corazón para el perdón: "Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Tus pecados han sido perdonados, vete en paz." Aunque esta frase la pronuncie el sacerdote... es el Señor quien te lo está diciendo.
Te levantarás de ese confesionario como si fueses otra persona. Ya lo verás! Con la sensación de que te han quitado un buen peso de encima y de que puedes comenzar de nuevo. Y también sentirás que tienes nuevas fuerzas para ser mejor, eso es la Gracia que vuelve a estar en ti. El sacerdote te habrá puesto una penitencia, normalmente alguna oración, y te habrá dicho si debes reparar algo (si insultaste o hablaste mal de alguien debes disculparte y arreglarlo, si has robado un banco tendrás que devolver el dinero y entregarte a la policia...)
Pero ya nada te podrá quitar la libertad, la alegría y la paz!
Para preparate bien puedes hacer un examen de conciencia, intentando recordar todo lo que has hecho mal y te ha alejado del Señor. Hazlo despacio, sin prisas y en un sitio tranquilo. Aquí te pongo un enlace de ejemplo: Examen de conciencia >>>
Antes de confesarte también puedes rezar un momento ante el Sagrario. A mí siempre me ha ido muy bien y me ha dado el valor necesario. Allí verdaderamente está el Señor! Pídele perdón y la humildad necesaria para una buena confesión. Si no te acuerdas de rezar este video te puede servir:
Y después, sin miedo, ve a confesarte. Tu esperanza en el perdón del Señor debe vencer a la vergüenza. Un vez arrodillado di "Ave María Purísima", el sacerdote contestará "sin pecado concebida" y puedes comenzar: Padre, hace ...tanto tiempo... que no me confieso. He pecado contra ...la pureza, he cometido muchos actos impuros yo solo o con otra persona, he visto un montón de películas y páginas web obscenas... soy un desastre. Por ejemplo. Te recomiendo empezar por el pecado que más te cueste confesar y, una vez pasado ese momento, todo te parecerá más fácil. Además te darás cuenta de que el sacerdote no te trata como un apestado, sino que entiende tu tristeza y valora muchísimo tu arrepentimiento. Él sabe que si estás allí es porque el Señor quiere perdonarte!
No ocultes ningún pecado que recuerdes por vergüenza, porque entonces todo el esfuerzo no valdría para nada y además añadirías otra culpa a tu conciencia. Sé sincero y humilde, y llama a las cosas por su nombre. Atiende a los consejos que te dé el sacerdote y al final prepara tu corazón para el perdón: "Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Tus pecados han sido perdonados, vete en paz." Aunque esta frase la pronuncie el sacerdote... es el Señor quien te lo está diciendo.
Te levantarás de ese confesionario como si fueses otra persona. Ya lo verás! Con la sensación de que te han quitado un buen peso de encima y de que puedes comenzar de nuevo. Y también sentirás que tienes nuevas fuerzas para ser mejor, eso es la Gracia que vuelve a estar en ti. El sacerdote te habrá puesto una penitencia, normalmente alguna oración, y te habrá dicho si debes reparar algo (si insultaste o hablaste mal de alguien debes disculparte y arreglarlo, si has robado un banco tendrás que devolver el dinero y entregarte a la policia...)
Pero ya nada te podrá quitar la libertad, la alegría y la paz!
Y después qué?
Después, seguramente volverás a caer... somos así de estúpidos. Pero si durante un tiempo has luchado por mantenerte en la Gracia de Dios, evitando todo lo que te hacía caer, cada vez que fracases te dolerá más y necesitarás volver cuanto antes con Él. Tú sabes mejor que nadie lo que debes hacer para intentar no caer de nuevo. Hazlo! No importan los sacrificios o las costumbres que tengas. Debes intentarlo. Cambiar depende de ti!
Cuando has sido libre y has saboreado la alegría y la paz, es muy duro quedarse otra vez entre toda esa basura. Yo caí muchas veces después de confesarme, pero cada vez el dolor por el pecado era mayor y mis lágrimas de arrepentimiento más sinceras. Poco a poco, fui saliendo con Su ayuda y mi esfuerzo de ese infierno. Eres Hijo de Dios! Templo del Espíritu Santo! No puedes quedarte ahí.
El Señor te perdonará todas las veces que haga falta, de eso puedes estar seguro. Debes proponerte no volver a caer, pero si caes no te desanimes. No pierdas la esperanza. La vida es una lucha continua. Tienes que levantarte una y otra vez, como el Señor cuando cargó con la Cruz. Él no se quedó en el suelo bajo el peso de nuestros pecados. Se levantó y nos amó hasta el final para salvarnos.
Cuando estés cansado y pienses que no puedes más. Cuando estés a punto de caer, sin fuerzas, y nada parezca tener sentido. Acude a Él. "Venid a Mí todos los que estáis cansados y agobiados, y Yo os aliviaré." (Mt 11,28-30) No permitas que el desánimo te venza y pídele la esperanza necesaria para continuar. Hoy mismo te dice: "Contigo hablo: levántate!" (Mc 2,1-12)
También debes pedirle ayuda a María. Ella intercede por todos nosotros ante el Señor. Es nuestra Madre. Reza a la Virgen. No rechaces su protección y su compañía. Si supieras cúanto te ama... llorarías de alegría!
Con María lo podemos todo. El santo Rosario >>>
Oh María, concebida sin pecado, rogad por nosotros que recurrimos a vos!
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Cuando has sido libre y has saboreado la alegría y la paz, es muy duro quedarse otra vez entre toda esa basura. Yo caí muchas veces después de confesarme, pero cada vez el dolor por el pecado era mayor y mis lágrimas de arrepentimiento más sinceras. Poco a poco, fui saliendo con Su ayuda y mi esfuerzo de ese infierno. Eres Hijo de Dios! Templo del Espíritu Santo! No puedes quedarte ahí.
El Señor te perdonará todas las veces que haga falta, de eso puedes estar seguro. Debes proponerte no volver a caer, pero si caes no te desanimes. No pierdas la esperanza. La vida es una lucha continua. Tienes que levantarte una y otra vez, como el Señor cuando cargó con la Cruz. Él no se quedó en el suelo bajo el peso de nuestros pecados. Se levantó y nos amó hasta el final para salvarnos.
Cuando estés cansado y pienses que no puedes más. Cuando estés a punto de caer, sin fuerzas, y nada parezca tener sentido. Acude a Él. "Venid a Mí todos los que estáis cansados y agobiados, y Yo os aliviaré." (Mt 11,28-30) No permitas que el desánimo te venza y pídele la esperanza necesaria para continuar. Hoy mismo te dice: "Contigo hablo: levántate!" (Mc 2,1-12)
También debes pedirle ayuda a María. Ella intercede por todos nosotros ante el Señor. Es nuestra Madre. Reza a la Virgen. No rechaces su protección y su compañía. Si supieras cúanto te ama... llorarías de alegría!
Con María lo podemos todo. El santo Rosario >>>
Oh María, concebida sin pecado, rogad por nosotros que recurrimos a vos!
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